20.1.12

Poesía visual.

Hace tiempo que yazco de norte a sur en tus pupilas.
Lo sé porque cada vez que curioseas por mi alma noto cómo memorizas todo vértice que encuentras. Lo hueles con ternura mientras cierras los ojos. Lo mimas y lo haces tan tuyo que parece que sólo sea capaz de encajar a la perfección con tus sentidos. Y entonces los veo. -Mi perdición-. Esos kilos estratosféricos de tu aura sabor miel y canela grabados en el recoveco de tu clavícula. Paso la nariz por tu ombligo. Formando círculos imaginarios. Poesía visual. Y lo hago. Subo allí, presiono mis labios sobre tu clavícula. Y no hay problema ni pena que se resista a morir al instante. De veras que a veces yo intento volverme pájaro para sobrevolar tus sueños. Y de tanto intentarlo, una aprende que la mejor manera de mirarte desde lo más alto de tu ser es apagando la luz. Dejando que seas tú. Que seas tú el que combustione conmigo, que me susurre que soy la octava maravilla del mundo. Del universo. Del hiperespacio azul. De nuestro hiperespacio azul. Dejando que seas tú quien me haga llegar al cielo de tu alma.











No hay comentarios:

Publicar un comentario