4.6.11

In your blue-hyperspace.

Me levanto de tu cama y mis pies buscan la baldosa fría. Frío, frío. Despiértame. No lo intentes, ¿para qué volver a la absurda realidad?
No tardas en cogerme de la cintura con tu mano hambrienta de más calor entre tus brazos.
Quédate. Sólo un rato más. Me dices.
Y yo ya nos soy más que lava que no sabe vivir sin el fuego que le dan tus besos. Tus besos que aturden cada poro de mi cuerpo. Mi sonrisa en tus labios y en los míos remolinos de tu aliento.
Giro. Giro y doy vueltas en el montón de azúcar glass que esparces por mi piel cuando tus dedos se entretienen con mis pechos. Lámelos. Endúlzalos, y me quedo cada amanecer contigo.
Cierras los ojos y besando tus párpados acabo con tus miedos. Qué fácil es quererte así.


Voy a hacer una tregua con tu lengua y tu pasado, y te llevaré por el sendero silencioso donde solo escuches mi voz y el placer que conlleva amarte con o sin la luna en tus oídos.
Cierra los ojos y te juro que volveré a besar tus párpados para que ni el silencio te asuste.





Sin pararte a pensar en las alturas has escalado el árbol de mi vida,
y te has quedado con la fruta prohibida.
Y te digo que he encontrado el vértice de nuestras almas.

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